Érase una historia basada en un hecho real.
Un día como otro cualquiera, un chico salió de fiesta con
sus amigos. Este chico llamado Daniel, era algo peculiar, era gótico, le encantaba
ir de negro a todas partes pero sin poner etiquetas, ese chico era el más bondadoso
que hasta el momento había conocido.
Tras tener una noche de locura, regresaba caminando hacia su
casa como de costumbre, con la mala suerte que no iba a ser como otros días.
Ese día le esperaba un trágico final.
Cuando se encontraba por una de las calles de que costumbre
transitaba, observó que un coche le seguía, él estaba solo, pensó miles de
cosas como gritar o correr pero nadie podría ayudarle, entonces decidió seguir
su camino como si nada hasta encontrar una calle más iluminada y con gente.
Mientras seguía pensando la camioneta se paró delante de él, era una banda de nazis que querían divertirse.
Se bajaron un grupo de chicos de la misma edad que Daniel, y
le hicieron un corro. Estos empezaron a meterse con él, hasta que él líder del
grupo empezó a pegarle, entonces como de una manada se tratara todos empezaron
a golpear a Daniel hasta dejarle la cara desfigurada. No conformes solo con
eso, decidieron ir más allá. Colocaron a Daniel con la boca abierta frente a un
bordillo, casi inconsciente que se hallaba y le atestaron un golpe seco que
hizo que su mandíbula se
partiera en dos.
Los chicos conforme con el resultado abandonaron la zona
mientras Daniel se hallaba en el suelo sin saber qué hacer. Al cabo de un
tiempo, volvió a su casa y le llevaron al hospital.
Actualmente, ya pasados unos 10-15 años, Daniel está feliz y
tiene una vida que seguir.
Acabare con una frase propia: “No eliges tu destino, un mal
camino cambiará el rumbo de las cosas pero si puedes guiar tu destino por el
sendero correcto”
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